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Editorial

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Por Revista Liberación

Marzo arrancó con Alberto Fernández abriendo el período de sesiones ordinarias del Congreso, discurso transmitido por cadena nacional. El Presidente rodeado por la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner y la presidenta de la Cámara de Diputados, la massista Cecilia Moreau. Cristina y Alberto se encontraron después de mucho tiempo en medio de las disputas por la estrategia electoral del Frente de Todos. EL discurso del Presidente, a entender nuestro, fue de corte “desarrollista”, anuncios y logros macro. La pandemia, el macrismo y sus responsabilidades, la guerra en Ucrania no fueron ajenas. El cumplimiento del acuerdo con el FMI, el respeto a su convicción respecto de la relevancia del déficit fiscal, que no es más que la valoración de la teoría del derrame. Con un final exaltado que entusiasmó a la militancia, sobre el juicio a la Corte y la causa a Cristina, parte muy valorable del mensaje presidencial que hubiera sido bueno escucharlo el 10 de diciembre de 2019.

Pasadas pocas horas de la alocución presidencial, el país quedaba a oscuras por un atentado, esa oscuridad no permitió la lectura del mensaje. Como si fuera poco la crisis narco en Rosario que conmueve al país hizo perder más protagonismo al presidente que era acusado por la oposición como responsable de todo. Rápido de reflejos (¿?), el verborragico secretario de seguridad que había aprobado el uso de las taser (picanas) y que hasta hace poco enamoraba lo oídos peronistas, dijo que “los narcos ganaron y que había que llegar hasta el hueso para erradicarlos”. La Pato Bullrich festejaba. Para completar, se autorizó la participación de la FFAA en la lucha narco, “urbanizando”, ahora falta que envíen al personal de Obras Públicas a los cuarteles. Mal recuerdo tenemos los argentinos de los militares en tareas “sociales”. Cualquiera sin mucha experiencia sabe que la droga a Rosario llega o de la frontera noreste o noroeste, seguramente en barcos a su importante puerto y también sabe que la ruta del dinero es el camino para investigar. Alguien lava la plata.

Cada vez más se ve al Presidente dando discursos inaugurando obras y mostrando realizaciones, en modo campaña podemos decir, como también hay que decir que Cristina habla poco, pero cada vez que lo hace paraliza el país. Todos quieren saber que dice, los del amor incondicional y también los incondicionales del odio. El honoris causa en Rio Negro nos mostró a Cristina en toda su dimensión, diagnosticando y proponiendo, con ejemplos de cómo se pueden hacer las cosas. No sabemos si Cristina llevará adelante el proyecto o indicará alguien para que lo haga, en ese caso esperamos por un compañero/a que además de ganar elecciones, cumpla el compromiso.

Especialmente este mes es un recordatorio del 24 de marzo de 1976, cuando las minorías irrespetuosas y cobardes, escondidas tras los uniformes, irrumpen en la vida de los argentinos, suprimiendo la democracia, usurpando las instituciones, marginando la constitución e ignorando la ley. Se implementó una política de represión ilegal contra todo aquel que pensara distinto, el saldo trágico fue el de miles de desaparecidos, víctimas de torturas, niños robados, exilios, cárcel, campos de concentración. Toda clase de agravios, calumnias y rumores eran vertidos por los argumentadores del odio y la mentira.

El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia se propone como un día de reflexión y análisis crítico para toda la comunidad en general y especialmente para todos los integrantes de la comunidad educativa, para que las nuevas generaciones, comprendan los alcances de las graves consecuencias económicas, sociales y políticas de la última dictadura militar y que hoy se quieren replicar vía “democrática”.

Esta efeméride, que pretende ser un recordatorio en el marco de la Memoria, Verdad y Justicia, responde a la voluntad de compartir una reflexión crítica ante los acontecimientos de nuestra historia, que significaron una violación de derechos humanos sostenida y socialmente traumática. Sin embargo, no sería apropiado, ni coherente con una manera de pensar abrazada a lo largo de la vida, si no hiciéramos referencia a la realidad que nos toca vivir. Eso intentamos desde estas páginas de Liberación.

La Nación, atraviesa una situación difícil, para algunos hasta desesperante, podemos decir que no somos exclusivos, la población mundial sufre como parte de ese mundo globalizado. Estamos ante la necesidad de saltar las diferencias y mostrarnos como una sola cosa, como hermanos, codo a codo tratando de salir de la crisis. Nada fácil la tarea cuando hay quienes pretenden el provecho político en la desgracia y el padecimiento, como también aquellos que especulan económicamente, atacando esa realidad sensible.

Hoy más que nunca, el otro es quien nos convoca, debe ser la consigna de unidad. Quienes así no lo comprendan atravesaran la historia como los que defeccionaron, traicionaron, como los que se aliaron a la desdicha general en provecho propio. Así de incomprensibles son las ambiciones que profundizan la desigualdad. La producción de desigualdades no solo es un concepto económico, sino fundamentalmente ideológico, la lucha por el imperio de una u otra ideología supera todo otro tipo de lucha. Juntarnos para evocar el 24 de marzo, debe servirnos para generar la conciencia que nos imponga convocarnos para resistir y unirnos para triunfar.

No hay lugar para ambigüedades. Muchos son los pesimistas que ya se sienten derrotados sin empezar, que ven solo el lado oscuro de las cosas, que olvidaron que en el fondo de la caja de Pandora aún queda la esperanza. Nos salvamos entre todos o no se salva nadie. –