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Editorial

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Por Revista Liberación

Todos los días en los medios hegemónicos del régimen neoliberal/conservador de derecha se renueva la apuesta por el caos: la ruptura del Frente de Todos, la pelea de Cristina con Alberto, los jóvenes que se van del país, empresarios que se radican afuera, los “gurúes” de la economía aliados a esos medios o empleados de ellos, con pronósticos de catástrofes, la derecha política tratando de provocar desestabilizaciones, fake news de corridas bancarias, permanente law fare y cuanto puedan imaginar. Que la vacuna es veneno, que no llegan las vacunas, que no se puede manejar la pandemia. Y así infinidad de permanentes falacias. No descansa la mentira.

Vienen tiempos difíciles, se decidió negociar con el FMI, la probable solución pasará por el congreso para su consideración, aunque el endeudamiento haya sido directo. Y muchas de las medidas del gobierno en la encrucijada podrán no gustarnos, igualmente sin renunciar a decir lo que nos molesta, solicitar correcciones, pedir las explicaciones que creemos corresponden y sin arriar ninguna bandera, estamos absolutamente convencidos que éste NUESTRO GOBIERNO, es infinitamente mejor que cualquier alternativa, por ello en todos los frentes, ante cualquier provocación, desestabilización, diatriba o mentira le responderemos con nuestra verdad. Daremos la batalla cultural, debatiremos el presente y el pasado proyectándonos hacia el futuro. A la propuesta meritocrática le responderemos con más solidaridad, a la disgregadora debemos responderle con unidad y organización, esa que vence al tiempo.

¿Sirven los balances? O sólo son útiles para torturarnos? Psicólogos expertos en manejo del estrés aseguran que tendemos a centrar los balances en los aspectos negativos (aquello que no se logró, se postergó o salió mal) y que eso puede generar problemas. Sin embargo, creo que se pueden determinar estrategias o la propia autocritica para sacarle provecho a los balances. Realzar lo positivo y tratar de mejorar lo negativo, renovando las metas.

El tiempo es algo así como circular, finalizado el año no se acaba nada, ni al otro día comienza todo de nuevo. Cuando tenemos una mirada de “final” en lugar de la mirada de “continuidad” se incrementa la ansiedad, se pierde el necesario equilibrio y se profundiza lo negativo. Es decir, no vemos la escena completa y sólo pensamos en lo que no funcionó.

Los balances entonces sirven, si comprendemos el sin sentido de castigarnos porque algunas cosas no salieron bien o como las esperábamos, y deben ser disparadores para volver sobre el objetivo no logrado.

2021 al igual que lo fue el 2020, son años para no olvidar, tratar de salir de la pandemia económica del Macrismo en medio de una fuerte pandemia sanitaria. Años de crisis muy profunda, donde el gobierno hizo lo mejor que pudo, quizá no lo suficiente y ello fue facturado en las elecciones. No se cumplió con lo que se había prometido porque no se pudo, hubo que enfrentar una realidad no esperada e impredecible, debe reconocerse que las explicaciones no fueron buenas o suficientes. La comunicación errónea pierde el efecto.

Por otra parte, el Peronismo no es un movimiento que se termina en ampulosas declaraciones de buenas intenciones, es la política abordando realidades yendo siempre a la necesidad de los niños pobres, los desocupados, los precarizados, los jubilados, cuentapropistas y emprendedores quebrados. Pero a todo ello hay que agregarle el mensaje, lo que algunos llaman la “batalla cultural”. Pregunten a muchos de los asumidos antigobierno, promacristas o como quieran llamarse, si no adquirieron una casa por PROCREAR, o cobraron el IFE, ATP, Capital para Trabajo, se adhirieron alguna moratoria, evitaron desalojos o se van de vacaciones con el Previaje. Y pregúntenles también si algunos de estos beneficios obtuvieron en el Macrismo y sin pandemia. Que no alcanza es cierto, no alcanza, que hay que redistribuir de otra manera también es cierto, porque los más quejosos son los que mas obtuvieron.

Igualmente, a fin de año se produce siempre una renovación de la esperanza que sirve para comprender que nunca es demasiado tarde. Que sepamos entender que no podemos realizarnos si el otro no se realiza. Que al vernos en el espejo veamos al prójimo. Que el deseo de Felicidad alcance a todos, porque ser Feliz no puede ser sólo una esperanza individual producto del deseo, sino un derecho compartido. Que la alegría y la euforia nos acompañen y que este fin de año a la vez sea un fin de ciclo, que pronto termine la pandemia que tiene a la humanidad en vilo, que podamos resurgir como hermanos, que el 2022 sea el año de la Reconstrucción, y como digo siempre para las fiestas ¡Que el nuevo año renueve fuerzas en la búsqueda de ese derecho comunitario, LA FELICIDAD!!!!